Esta obra pertenece a la etapa orientalista de Gaudí (1883-1888), período en que el arquitecto realizó una serie de obras de marcado gusto oriental, así como en el arte islámico hispánico, principalmente el mudéjar y nazarí. Gaudí empleó con gran profusión la decoración en azulejo cerámico así como los arcos mitrales, cartelas de ladrillo visto y remates en forma de templete o cúpula.
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