El rey Alfonso II de Asturias ordenó a principios del siglo IX la construcción de una iglesia dedicada a Nuestra Señora, en la ciudad de Oviedo, con el propósito de destinarla a panteón real y de que en él recibieran sepultura sus propios restos mortales. Posteriormente, dicha iglesia fue conocida con el nombre de iglesia de Nuestra Señora del Rey Casto, en honor a su fundador.
Video: Capilla del Rey Casto