Pravia fue 'villa y corte' de la Monarquía asturiana, y a día de hoy esta villa y capital de concejo conserva el esplendor monumental y aire regio de los tiempos en que el Rey Silo y Adosinda impusieron la hegemonía monárquica en una tierra muy fértil merced a los limos y humedades que 'regalan' dos de los caudales más poderosos de Asturias: el Narcea y el Nalón.
Pravia es por ello hoy en día reino del salmón y de la huerta, y entre otras delicias su suelo genera la materia prima para la mejor fabada asturiana.